INCIENSO
Aprovechemos estos días para hablar sobre el incienso, su olor en estas fechas, junto al del azahar impregnan nuestras calles de Cádiz.
Historia
Acerca del nombre incienso, los hebreos le llamaban lebonah, los griegos líbanos los árabes luban y los romanos alibanum; el significado es el
mismo, quiere decir "leche" por el aspecto de la resina al brotar del árbol.
Los datos arqueológico que se posee sobre el incienso se remonta al Valle del Nilo. Hace quince siglos, los egipcios viajaban al país de To-Nuter para buscar incienso.
En los templos de Deir el-Bahari se puede observar inscripciones con dibujos de rituales isotéricos, donde son más que evidentes las nubecillas del humo del incienso.
Las historias narran que el rey Rama-Ka llevó
a su tienda arbolitos pequeños de incienso, los sembró
cuidadosamente a la hora precisa, bajo los augurios
estelares y logró de esta forma perfectos y esbeltos árboles de
excelente
madera y gomorresina. Los Fenicios,
por su parte, siendo grandes navegantes y
comerciantes, llevaban
siempre en sus navíos leños de incienso para comerciar con el mundo
conocido.
Por su lado, Estrabón
nos narra cómo se hacían las transacciones comerciales con Arabia,
la zona del Mar Rojo
y hasta China,
en búsqueda del tan preciado incienso. También Dioscórides
y Plinio el Viejo
citan en sus obras acerca del auge que tuvo el incienso en los
templos de los tiempos de la Roma Imperial. Uno de los datos más notables
proviene de Nerón:
se dice que habría quemado impresionantes cantidades de incienso
ante el sepulcro de Popea.
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Las lágrimas de incienso proceden de la resina del árbol incienso |